
Mi abuela decía que uno era del lugar donde le enterraron el ombligo y que mi madre enterró mi cordón umbilical en las raíces de Ceiba; porque este árbol representa la unidad de la madre tierra con el cielo.
Las primeras lecciones las aprendí en el vientre de mi madre cuando estaba embarazada a través de la pedagogía de los sueños, que se basó en tres principios: un entrañable amor a la madre tierra y a la humanidad, decir la verdad y respetar la dignidad y la vida.
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