
Honduras se ha convertido en un campo abierto para la cacería indiscriminada e impune de los opositores a la actual democradura. Lo que se mueve y protesta pone fuera de foco la foto trucada que circula desde Estados Unidos, la Unión Europea y las hegemónicas cadenas mediáticas, que muestra que todo ha vuelto a su normalidad luego de las elecciones de noviembre pasado. El silencio premeditado y cómplice sobre Honduras, plantea a su vez, serias interrogantes sobre la escasa densidad democrática en muchos países.
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