
El golpe de Estado desencadenó múltiples reacciones y procesos de emancipación que estaban latentes en el pueblo hondureño. La protesta pacífica en las calles se sumó al trabajo de concientización y formación políticas. Las voces se multiplicaron y buscaron nuevas formas de expresión para gritar su indignación ante la brutalidad golpista. El arte y la cultura se abrieron espacio entre el clamor popular, y están entre los componentes más originales e innovadores de esta época.
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